miércoles, 14 de diciembre de 2011

CONECTÁNDONOS CON LA FELICIDAD

Etimológicamente la felicidad nos refiere a un estado de ánimo que dota a la personalidad de quién la posee, de un enfoque del medio positivo y a un estado de paz interior. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.
Pero qué se necesita para lograr ese estado que nos lleve a vivir en armonía y bienestar con nosotros mismos y nuestro entorno?
Según Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias...
Lo cierto es que todos los seres humanos aspiramos llegar a ese estado al que llamamos "FELICIDAD", pero generalmente lo situamos en un lugar que tendremos que alcanzar, por el que debemos luchar. Y esto nos lleva a que dentro de nuestra mente esté asociado el concepto de felicidad a un futuro indeterminado, lejano a nosotros y del que siempre nos separará algo.
Como seres inmersos dentro de una sociedad, no podemos escapar a la influencia que en nosotros tiene la asociación de conceptos que dicha sociedad toma como válida  para alcanzar este estado. Entonces nos veremos enfrentados a la idea de que sólo lograremos ser felices cuando podamos acceder a un determinado nivel de vida y esto varía de acuerdo a cada persona ( y su nivel socio-económico, cultural, etc.), pero tiene siempre en común  el supuesto "bienestar" logrado a través del consumo.
Pero lo cierto es que la felicidad es independiente a todo lo externo a nosotros; la felicidad es un estado de conciencia, es una forma de verse a sí mismo y lo que nos rodea.
La felicidad no llega necesariamente con las cosas materiales, pero tampoco llega necesariamente con las cosas espirituales...
En este punto nos preguntamos entonces, qué es lo que nos separa de ella? La respuesta es bastante compleja...
Biológicamente nuestro cerebro a grandes rasgos, está dotado de dos grandes zonas: una que se ocupa se las emociones y otra que racionaliza los recursos de los que disponemos. Estas dos zonas contrapuestas en sus demandas, utilizan la conciencia para lograr cierto equilibrio.
Qué significa esto? Que dependerá de la apreciación de nuestra conciencia y su capacidad para equilibrar la razón con las emociones, que tengamos una aproximación al concepto de felicidad sin polaridades.
Ahora bien, dado que nuestro cerebro recrea determinada realidad para preservar nuestra supervivencia, para la conciencia esto dependerá de vivencias pasadas asociadas a la felicidad. Entonces nos encontramos queriendo resolver situaciones actuales (afectivas, laborales, etc.), aplicando pensamientos, actitudes, formas de actuar, etc., que hemos aplicado en el pasado (sin ser concientes de ello) pero nos damos cuenta que hoy ya no nos funcionan, porque esto pertenece a estructuras nuestras que han caducado a las cuales aún nos seguimos aferrando por miedo. Esto provoca estados de ansiedad, frustración, depresión y otros desórdenes mentales.
Por eso es tan importante estar ATENTOS, observarnos, aprender  de una vez por todas que todo lo que necesitamos está dentro nuestro y que siempre estuvo ahí a nuestro alcance, aceptar los cambios sin resistencia, como parte de nuestra evolución. Para lograrlo sólo es necesario aquietarnos, contagiarnos de la naturaleza que no perturba el fluir de lo que la rodea, amigarnos con el silencio. Disfrutar en paz y armonía del momento que estamos viviendo, sin necesidad de control, ya que el orden natural de las cosas tiene un ritmo, pero ese ritmo no lo marcamos nosotros.
Entendamos que nosotros como personalidades sólo somos un medio para adquirir conocimientos y experiencias en este plano, dentro de un plan trazado por nuestra alma y sólo volviendo a alinear nuestra personalidad con el alma, lograremos volver a NUESTRO VERDADERO CAMINO DE VIDA que nos permita vivir en paz, armonía y así experimentar la tan ansiada FELICIDAD.

Con amor
Laura

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