sábado, 10 de diciembre de 2011

APRENDIENDO A RELACIONARNOS SANAMENTE CON LOS LÍMITES

Según una definición con la que concuerdo sobremanera : "el límite es el
 valor identificador de cada persona, es su nombre...".
Una persona tiene una identidad definida cuando sabe quién es y quién no es, cuando sabe claramente lo que piensa, siente y quiere; pero también y fundamentalmente lo que NO PUEDE y lo que NO DEBE. Sabe lo que lo diferencia de los otros y eso le da conciencia de su identidad, lo que le permite reconocerse y moverse adecuadamente en su ámbito.
Existen dos facetas dentro de esta estructura a la que llamamos LIMITES: la primera restringe nuestro deseo, privándonos de lo que no es nuestro, distinguiendo así la realidad de la fantasía; y la segunda establece quienes somos ante los demás, mostrándonos como seres únicos e irrepetibles.
Estas dos facetas actuando simultáneamente nos dan la IDENTIDAD PERSONAL.
Los seres humanos lograremos vivir en armonía y bienestar, si nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás manteniendo estos límites. En cambio si se crean expectativas u objetivos fuera de estos límites, caeremos en la angustia y la frustración de no reconocernos ni comprender a los otros, ya que estaremos viviendo fuera de la realidad, en una fantasía.
Reconocer al otro con sus deseos y su realidad( que puede no coincidir con nuestra" idea" de realidad), es uno de los rasgos más importantes de madurez. Aunque es bastante frecuente que personas biológicamente maduras sigan en un estado emocionalmente infantil de ilimitación permanente.Es decir, necesitan de alguna manera, una satisfacción inmediata de sus continuas demandas, ya que de lo contrario se ven sumidas en la frustración.
Todos los seres humanos hemos tejido a lo largo de nuestra vida una perfecta telaraña entorno nuestro,  que marca nuestro territorio, y a través de ella nos relacionamos con el medio que nos rodea.
Esto no es casual, ya que en nuestra llegada a esta gran escuela que es el planeta Tierra, está todo dado para que nuestro camino de evolución se desarrolle. Para esto naceremos en el seno de determinada familia y nos vincularemos con las personas que necesitemos para lograrlo.
Es así que a medida que vayamos acumulando experiencias, éstas nos llevarán a aprender determinados parámetros, los que utilizaremos para relacionarnos con el entorno. Así comenzamos a formar nuestros primeros límites.
En algún momento de nuestra vida, empezaremos a preguntarnos" por qué" y " para qué" estamos viviendo, y este cuestionamiento esencial nos llevará a un replanteo de toda nuestra existencia. Es fundamental en este momento revisar si los límites que utilizamos hasta ahora nos han dado los resultados que queremos, si vivimos una vida pacífica y feliz , o por el contrario, nuestra forma de vincularnos con los demás nos produce un "ruido" interno que no nos hace sentir bien. Para esto es fundamental ser honestos con nosotros mismos y estar atentos sobre las decisiones que tomamos y que experiencias estamos eligiendo vivir.
En muchas personas, esta estructura armada a lo largo de sus vidas no tiene un marco claro y seguro, lo que les provoca inseguridad en su relacionamiento con el medio que los rodea.
Cómo cambiar esta estructura, para sentirnos bien y seguros? Primeramente es fundamental reconocer que en algo se está fallando y no culpar siempre a los demás de nuestro malestar e insatisfacción.
Segundo y como dijimos más arriba, las personas con las que nos relacionaremos serán parte de nuestra evolución, por lo tanto, lo que nos molesta de ellas, es un simple espejo que nos permitirá SI ESTAMOS ATENTOS , ver actitudes nuestras con las que no estamos conformes para poder cambiarlas.Comprender esto nos permitirá salir del enojo y del sufrimiento, y poder avanzar en el camino de evolución.
Si reiteradamente nos topamos con personas que transgreden nuestros límites, haciéndonos sentir víctimas de actitudes avasallantes, de destratos, desvalorizaciones, etc. , evidentemente no nos estamos relacionando sanamente con los límites y tendremos que revisar por qué. A veces las causas están tan arraigadas a nuestra conducta que se nos hace difícil darnos cuenta cuál es nuestra actitud errónea.
Aprendamos a vivir desde el AMOR VERDADERO, en relaciones sanas y fuertes, sintiéndonos seguros de nosotros mismos y por ende con los demás. Sin reclamos de ningún tipo, aceptando al otro como es,( dando lo que puede dar ), brindándonos por entero sin esperar algo a cambio.
Respetemos los procesos de aprendizaje de cada uno con los tiempos particulares, y también sus espacios y así lograremos que los demás nos respeten.
Valoremos los logros personales y dejemos de estar pendientes de los logros ajenos.

Con amor
Laura

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