domingo, 11 de marzo de 2012

CRISIS IGUAL A OPORTUNIDAD

La palabra crisis tiene un doble significado: peligro y oportunidad.
En general, vemos las crisis como algo negativo, como una pérdida de "control", como un problema al que tenemos que resolver lo antes posible.
Cuando hay crisis, hay movimiento, cambios. No nos gustan los cambios, la mente en su afán de conseguir la felicidad, huye continuamente del dolor y pretende tenerlo todo controlado. En momentos de cambio, transiciones, que suponen las crisis, nos sentimos amenazados, sentimos miedo, ansiedad, inseguridad, insertidumbre, nos sentimos frustrados, deprimidos y hasta agresivos, a la defensiva.
Solemos vivir en la ilusión de tenerlo todo controlado, seguro, y esto, es imposible .
a crisis, sea emocional, material, existencial, etc. puede convertirse en una gran oportunidad de autoconocimiento, una oportunidad para superar temores, cuestionarnos qué es lo que realmente necesitamos, priorizar necesidades, una oportunidad para investigar dónde nos encontramos, porqué hacemos lo que hacemos, nos vemos como nos vemos y vivimos como vivimos. Podemos investigar qué sentido tiene lo que nos está sucediendo. Una oportunidad de revisar nuestras creencias arraigadas, nuestros patrones de pensamiento, nuestra modo de ver la vida en sus diferentes aspectos. Una oportunidad de "cambiar de paradigma", de replantearnos la vida, adoptando nuevas ideas, nuevas creencias, que nos apoyarán a crear una nueva vida más saludable y más acorde a nuestras potencialidades.
Conviene movernos con el cambio, que en realidad es lo único seguro que existe. Conviene enfocarnos en la oportunidad que se esconde tras la crisis, en vez de hacerlo en las dificultades.
Los acontecimientos, son neutros, los hechos en sí mismo, no son ni negativos ni positivos, es la mente la que los interpreta, la que procesa lo ocurrido; la mente le da un significado al suceso apoyándose en antiguos aprendizajes del pasado, desencadenando estados emocionales.
Al ser conscientes de la relatividad de los hechos, podríamos centrarnos en la parte de la mente que se encartga de interpretar los acontecimientos.
Podemos elegir entre una actitud negativa, con todas sus consecuencias, o ver el problema como una oportunidad de cambio y mejora, apostando al crecimiento personal.

La casualidad, el azar, no existe. Los acontecimientos son causales, aunque a veces no estemos conscientes de lo que traen de "positivo" a nuestra vida; pero sí estemos seguros que, detrás de la adversidad, se esconden grandes oportunidades de crecimiento, de evolución.

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